miércoles, 10 de junio de 2009

ADOLESCENCIA




¿Qué es la adolescencia?

Es la transición del desarrollo entre la niñez y la edad adulta que implica importantes cambios físicos, cognoscitivos y psicosociales.

Esta etapa se desarrolla de los 12 a los 19 años. Durante la misma se dan cambios físicos muy importantes y significativos. En las mujeres, se produce la menstruación alrededor de los 12 a los 16 años. Esta primera menstruación se denomina Menarquia. El hombre tiene su primera eyaculación, llamada Espermaquia, entre los 12 y los 14 años de edad, es lo que se denomina un sueño mojado.

Otra normalidad de este período es el "Estirón del adolescente", generalmente empieza en las niñas entre los 9 y los 14 años (por lo regular alrededor de los 10 años) y en los varones entre los 10 y los 16 años (usualmente a los 12 o 13). El estirón por lo general dura dos años, poco después de que termina el joven alcanza la madurez sexual.

El estirón del adolescente afecta prácticamente todas las dimensiones esqueléticas y musculares. Dado que cada uno de esos cambios sigue su propio cronograma, algunas partes del cuerpo pueden parecer desproporcionadas por un tiempo. Estos cambios físicos también tienen ramificaciones psicológicas. La mayoría de los adolescentes están más preocupados por su apariencia que por cualquier otro aspecto de sí mismos, y a muchos no les gusta lo que ven en el espejo. Las muchachas tienden a sentirse más insatisfechas con su imagen que los muchachos, con lo cual se refleja la tendencia cultural de dar mayor énfasis a los atributos físicos de las mujeres. Las muchachas, especialmente aquellas más avanzadas en el desarrollo de la pubertad, tienden pensar que son demasiado gordas, y esta imagen corporal negativa puede llevarlas a problemas alimenticios. Esta preocupación por la imagen se relaciona también con el despertar de la atracción sexual, la que generalmente empieza desde los 9 o 10 años.

Características sexuales primarias y secundarias

Primarias: Son los órganos necesarios para la reproducción. En la mujer, los órganos sexuales son los ovarios. Las trompas de falopio, el útero y la vagina; en el hombre, los testículos, el pene, el escroto, las vesículas seminales y la próstata. Durante la pubertad esos órganos se agrandan y maduran. En los niños, el primer signo de pubertad es el crecimiento de los testículos y el escroto. En las niñas, el crecimiento de las características sexuales primarias no puede advertirse tan fácilmente porque esos órganos son internos.

Secundarias: Son signos fisiológicos de maduración sexual que no involucran directamente a los órganos sexuales: por ejemplo, los senos de las mujeres y los anchos hombros de los hombres. Otras características sexuales secundarias son los cambios en la voz y la textura de la piel, el desarrollo muscular y el crecimiento del vello púbico, facial, axilar y corporal.

El primer signo confiable de pubertad en las niñas es el crecimiento de los senos. La voz se hace más profunda, en parte como respuesta al crecimiento de la laringe y en parte, en especial en los varones, en respuesta a la producción de hormonas masculinas. Además, la piel se vuelve más gruesa y grasosa, lo cual produce barros y espinillas con la actividad de las glándulas sebáseas. El acné es muy común en los varones.

El vello púbico, que al principio es liso y sedoso y a la larga llega a ser áspero, oscuro y rizado, aparece en diferentes patrones en hombres y mujeres.

Salud física y mental

Por lo general, esos años son saludables. Aún asi, muchos adolescentes más jóvenes, en especial mujeres, informan que tienen frecuentes síntomas y problemas de salud, como jaquecas, dolores de estómago, dolor de espalda, nerviosismo y sentimientos de cansancio, soledad, o "debilidad".

Las principales preocupaciones acerca de la salud en esta etapa son: la condición física, las necesidades de sueño, los trastornos alimenticios, el abuso de drogas, la depresión y las causas de muerte en la adolescencia.

Desarrollo Cognoscitivo

A pesar de los peligros de la adolescencia, la mayoría de los jóvenes emergen de estos años con madurez, cuerpos saludables y entusiasmo por la vida. Su desarrollo cognoscitivo también continúa. Los adolescentes no solo se ven diferentes de los niños más pequeños, sino que también piensan de manera distinta. Aunque su pensamiento sigue siendo inmaduro en ciertos aspectos, muchos son capaces de realizar un razonamiento abstracto y juicios morales sofisticados, además pueden hacer planes más realistas para el futuro.

Desarrollo del lenguaje

Aunque los niños en edad escolar son bastante eficientes en el uso del lenguaje, la adolesencia trae nuevos perfeccionamientos. El vocabulario sigue aumentando a medida que la lectura se vuelve más adulta. Aunque las diferencias individuales son grandes, entre los 16 y los 18 años el joven promedio conoce cerca de 80.000 palabras.

Cuando adquieren el pensamiento formal, los adolescentes pueden definir y discutir abstracciones como amor, justicia y libertad. Usan con más frecuencia términos como sin embargo, de lo contrario, de todos modos, por lo tanto, de verdad, para expresar relaciones lógicas entre cláusulas u oraciones. Se vuelven más conscientes de que las palabras son símbolos que pueden tener muchos significados, disfrutan usando la ironía, juegos de palabras y metáforas. La jerga de los jóvenes forma parte del proceso de desarrollar una identidad independiente de los padres y del mundo adulto. Al crear expresiones como "genial" y "ñoño" los jóvenes usan su recién adquirida habilidad para jugar con las palabras "para definir los valores, gustos y preferencias únicos de su generación".

Características inmaduras del pensamiento adolescente

En ciertos sentidos el pensamiento de los adolescentes resulta extrañamente inmaduro. Pueden ser groseros con los adultos, tienen problemas para decidir qué ponerse cada día, y a menudo actúan como si el mundo entero girara a su alrededor.

De acuerdo con el psicólogo David Elkind, dicha conducta surge de las aventuras inexpertas de los adolescentes en el pensamiento de las operaciones formales. Esta nueva forma de pensamiento, la cual transforma la manera en que se miran a sí mismos y al mundo, les resulta tan poco familiar como la nueva forma de su cuerpo, y en ocasiones se sienten igual de torpes en su uso.

Las características que este psicólogo anota son las siguientes:
  1. Idealismo y carácter crítico: Están convencidos de que saben mejor que los adultos cómo funciona el mundo y con frecuencia encuentran defectos en sus padres.
  2. Tendencia a discutir: Buscan constantemente la oportunidad de probar y demostrar sus nuevas habilidades de razonamiento formal. A menudo discuten conforme reúnen argumentos en cierta lógica para construir un caso, para, por ejemplo, llegar tarde.
  3. Indecisión: Pueden mantener en la mente muchas alternativas al mismo tiempo, pero debido a su inexperiencia, carecen de estrategias efectivas para elegir entre ellas. De esta forma pueden tener problemas para decidir algo tan simple como qué llevar.
  4. Hipocresía aparente: Los jóvenes adolescentes a menudo no reconocen la diferencia entre la expresión de un ideal y los sacrificios que es necesario hacer para estar a la altura del mismo.
  5. Autoconciencia: Ahora pueden razonar acerca del pensamiento, el suyo y el de otras personas. Sin embargo, en su preocupación por su propio estado mental, a menudo suponen que todos los demás están pensando en lo mismo que ellos piensan: ellos mismos. Elkind llama a esta autoconciencia, la audiencia imaginaria, es decir, un "observador" conceptualizado que está tan preocupado por los pensamientos y conductas del joven como él mismo. Es especialmente fuerte al inicio de la adolescencia pero persiste en menor grado en la vida adulta.
  6. Suposición de ser especial e invulnerable: Elkind usa el término fábula personal para denotar la creencia de los adolescentes de que son especiales, que su experiencia es única y que no están sujetos a las reglas que gobiernan al resto del mundo. Al igual que la audiencia imaginaria, la fábula personal continúa en la edad adulta. Sin dicha creencia, las personas se convertirían en ermitaños, protegiéndose de los peligros reales de la vida.
Razonamiento moral

Kohlberg describió tres niveles de razonamiento moral, cada uno dividido en dos etapas.

Nivel I: moralidad preconvencional: Las personas actúan bajo controles externos. Obedecen reglas para evitar el castigo o recibir recompensas, o actúan por interés propio. Este nivel es típico de los niños entre los 4 y 10 años.
Nivel II: moralidad convencional (moralidad de conformidad con el rol convencional): Las personas han interiorizado los estándares de las figuras de autoridad. Están preocupadas por ser "buenas", agradar a los demás y mantener el orden social. Este nivel se alcanza por lo general después de los 10 años; muchas personas nunca avanzan más allá, ni siquiera en la edad adulta.
Nivel III: moralidad posconvencional (moralidad de principios morales autónomos): Las personas reconocen conflictos entre los estándares morales y hacen sus propios juicios con base en los principios del bien, la imparcialidad y la justicia. Por lo general, las personas no alcanzan este nivel de razonamiento moral al menos hasta la adolescencia temprana o de manera más común en la edad adulta temprana, si es que lo alcanzan.

En la teoría de Kohlberg el razonamiento es el que subyace a la respuesta de una persona cuando enfrenta un dilema moral, y no la respuesta por sí misma, lo cual indica la etapa de desarrollo moral.

Temas educativos y vocacionales

Es más probable que los estudiantes con una elevada autoeficacia, que creen que pueden dominar el material académico y regular su propio aprendizaje, traten de tener logros y tengan más éxito que los estudiantes que no creen en sus propias habilidades. Estos jóvenes establecen metas exigentes y usan estrategias apropiadas para lograrlas. Se esfuerzan, persisten ante las dificultades y buscan ayuda cuando lo necesitan. Los estudiantes que no creen en su capacidad para tener éxito tienden a frustrarse y deprimirse, sentimientos que hacen que sea más difícil alcanzar el éxito.

La motivación académica y las creencias de eficacia también afectan la forma en que los adolescentes usan su tiempo. Algunos parecen tan ocupados con las actividades extracurriculares, los quehaceres domésticos y el trabajo externo que parece asombroso que también puedan obtener buenas calificaciones. Pero, hay otros que aunque parecen tener más tiempo disponible no lo hacen tan bien.

Los padres también afectan el aprovechamiento educativo de los jóvenes, ya que al involucrarse en su educación actúan como defensores de sus hijos e impresionan a los maestros con la seriedad de las metas educativas de la familia. A los estudiantes cuyos padres participan estrechamente en su vida escolar y supervisan su progreso les va mejor en el bachillerato.

El estilo de crianza puede hacer la diferencia. Los beneficios de la crianza bajo un modelo de autoridad continúan durante la adolescencia. Los padres con autoridad instan a los adolescentes a mirar hacia ambos lados de los problemas, admiten que en ocasiones los hijos saben más que los padres y le dan la bienvenida a su participación en las decisiones familiares. Esos padres logran un equilibrio entre hacer exigencias y ser sensibles. Sus hijos reciben elogio y privilegios por las buenas calificaciones; las malas calificaciones reciben aliento para esforzarse más y ofrecimientos de ayuda.

En contraste, los padres autoritarios les dicen a los jóvenes que no discutan o cuestionen a los adultos y que "sabrán más cuando crezcan". Las buenas calificaciones reciben amonestaciones para hacerlo aún mejor; las malas calificaciones molestan a los padres, quienes pueden reducir la mesada o "castigarlos". Los padres permisivos no parecen preocuparse por las calificaciones, no establecen reglas acerca de ver la televisión, no se ocupan de las tareas escolares y tampoco ayudan a sus hijos con la tarea ni la supervisan. Esos padres pueden no ser negligentes o desinterados, sino que están convencidos de que los adolescentes deben hacerse responsables de su propia vida.

En esta etapa se produce la deserción del estudio, cuya raíz puede tener muchas causas, entre ellas la situación económica y familiar, el uso del tiempo, el trabajo de tiempo completo para aquellos jóvenes que necesitan aportar dinero a la familia, también no reciben el aliento de sus familias.

Preparación educativa y vocacional

Muchos factores participan en la elección de los jóvenes por asistir a la universidad o para ingresar al mundo del trabajo, entre ellos, la capacidad individual y la personalidad, los antecedentes educativos, socioeconómicos y étnicos, las recomendaciones de los orientadores educativos, las experiencias en la vida y los valores sociales.

El género también puede tener una influencia. Muchas escuelas son injustas con las niñas al desviarlas de la ciencia y las matemáticas y orientarlas a actividades tipificadas por el género. Sin embargo, ha habido un cambio en esta situación ya que muchas chicas han tomado más cursos de ciencia y matemáticas que antes y han demostrado tener muy buen desempeño en esas materias. El propio sistema educativo puede actuar como un freno sutil en las aspiraciones vocacionales. Los estudiantes que pueden memorizar y analizar suelen tener un buen desempeño en las pruebas de inteligencia y en las aulas donde la enseñanza se orienta hacia esas habilidades. Por ende, los estudiantes triunfan en un sistema que enfatiza las habilidades en las que destacan.

En tanto, los jóvenes que son buenos para el pensamiento creativo o práctico, áreas cruciales para tener éxito en ciertos campos, nunca tienen la oportunidad de demostrar lo que pueden hacer. Pueden ser excluidos de las carreras u obligados a elegir una menos difícil y gratificante debido a que sus puntuaciones en las pruebas y sus calificaciones son demasiado bajas para ponerlos en el camino del éxito.

El reconocimiento de una amplia gama de "inteligencias" combinado con una enseñanza y orientación vocacional más flexibles permitirían a más estudiantes a recibir la educación e ingresar a las ocupaciones que desean, además de hacer las contribucioones de las que son capaces.

La búsqueda de identidad

Erickson decía que la tarea principal de lo adolescencia es resolver la "crisis" de la IDENTIDAD VRS. CONFLICTO DE IDENTIDAD, para lograr convertirse en un adulto único con un sentido coherente del yo y un papel que sea valorado por la sociedad. Esta crisis de identidad rara vez se resuelve en la adolescencia, por lo que a lo largo de la edad adulta afloran una y otra vez problemas concernientes a la identidad.

Para formar una identidad los adolescentes deben establecer y organizar sus habilidades, necesidades, intereses y deseos de forma que puedan ser expresados en un contexto social.

Erickson consideró que el primer peligro de esta etapa es la confusión de identidad (o papel), la cual demora de manera considerable la adquisición de la adultez psicológica. Sin embargo, es normal cierto grado de conflicto de identidad, lo cual explica la aparente naturaleza caótica de gran parte de la conducta en esta etapa y la dolorosa autoconciencia de los jóvenes. La agregación y la intolerancia ante las diferencias, distintivos de la escena social de la adolescencia, son defensas contra la confusión de la identidad. Otra muestra de la confusión se da cuando los jóvenes regresan al infantilismo para evitar la solución de los conflictos o incluso se compromente impulsivamente a seguir cursos de acción sin meditarlos.

La identidad se forma en la medida en que los jóvenes resuelven tres problemas principales: la elección de una ocupación, la adopción de valores en qué creer y por qué vivir y el desarrollo de una identidad sexual satisfactoria. Cuando los jóvenes tienen problemas para establecer una identidad ocupacional, o cuando sus oportunidades están artificialmente limitadas, corren el riesgo de involucrarse en conductas con serias consecuencias negativas, como la actividad delictiva o el embarazo temprano.

Durante la "moratoria psicosocial", que es el período de tiempo fuera que la adolescencia proporciona, muchos jóvenes buscan compromisos a los cuales puedan ser fieles. Estos compromisos de juventud pueden dar forma a la vida de la persona durante los años por venir. La medida en que se logren mantener fieles a esos compromisos puede ayudarles a resolver la crisis de identidad. Los adolescentes que resuelven satisfactoriamente esa crisis desarrollan la virtud de la fidelidad, es decir, lealtad y fe sostenidas o un sentido de pertenencia a un ser querido o a los amigos y compañeros. Esta fidelidad implica también la identificación con un conjunto de valores, una ideología, una religión, movimiento político, empresa creativa o un grupo étnico. La fidelidad es una extensión de la confianza. En la adolescencia se vuelve importante confiar en uno mismo y la confianza la extienden a los mentores o seres queridos.

Sexualidad

Orientación sexual: Es en la adolescencia cuando la orientación sexual de una persona puede convertirse en un asunto apremiante: si la persona se sentirá sexual, romántica y afectivamente atraída hacia personas del sexo opuesto (heterosexual), del mismo sexo (homosexual) o de ambos sexos (bisexual).

Toma de riesgos sexuales: Dos de las preocupaciones importantes acerca de la actividad sexual entre los adolescentes es el embarazo y los riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), las cuales se transmiten por contacto sexual y pueden ser adquiridas tanto por homosexuales como por heterosexuales. El mayor peligro lo corren los jóvenes que inician pronto la actividad sexual, que tienen parejas múltiples, que no usan anticonceptivos o que tienen información inadecuada, o desinformación acerca del sexo. Aquellos que provienen de comunidades con desventajas socioeconómicas tienen mayor probabilidad de correr riesgos sexuales. Otros factores de riesgo son el consumo de drogas, la conducta antisocial y la asociación con pares descarriados. La supervisión de los padres contribuye a reducir esos riesgos.

Los jóvenes que se comprometen con el logro escolar y desarrollan habilidades sociales positivas durante la primaria tienen menor probabilidad de correr riesgos sexuales en la adolescencia.

Relaciones con la familia, los pares y la sociedad adulta

La edad se convierte en un poderoso agente de vinculación en la adolescencia. Los adolescentes pasan menos tiempo con la familia y más tiempo con los pares. Sin embargo, los valores fundamentales de la mayoría de los adolescentes permanecen más cercanos a los de sus padres de lo que se piensa. Aunque los adolescentes buscan compañía e intimidad con sus pares, en sus padres encuentran una "base segura" desde la cual pueden probar sus alas.

El conflicto familiar es más frecuente durante la adolescencia temprana, cuando la alteración emocional es mayor, pero los conflictos son más intensos en la adolescencia media. La frecuencia de los conflictos en la adolescencia temprana está relacionada con las presiones de la pubertad y la necesidad de afirmar la autonomía. Las discusiones más intensas en la adolescencia media, y en menor grado en la adolescencia tardía, reflejan las tensiones emocionales que ocurren cuando los jóvenes prueban sus alas. La menor frecuencia de disputas en la adolescencia tardía también significa un ajuste a los cambios transcendentales de los años adolescentes y una renegociación del equilibrio de poder entre padre e hijo.

A medida que los adolescentes empiezan a separarse de sus familias y a pasar más tiempo con los pares, tienen menos tiempo y necesidad de la gratificación emocional que solían recibir del vínculo fraterno. Los adolescentes están menos apegados a los hermanos que a los padres o amigos, así como menos influidos por ellos y se vuelven aún más distantes a medida que avanzan en la adolescencia.
A medida que los jóvenes llegan a la preparatoria, sus relaciones con sus hermanos se vuelven progresivamente más iguales. Los hermanos mayores ejercen menos poder sobre los más jóvenes y pelean menos con ellos. Los adolescentes todavía muestran intimidad, afecto y admiración por sus hermanos y hermanas, pero sus relaciones son menos intensas.

Los adolescentes que experimentan cambios físicos rápidos se sienten cómodos al estar con otros que pasan por cambios similares. Los adolescentes que cuestionan las normas adultas y la autoridad paterna se tranquilizan al buscar consejo en amigos que están en la misma posición. Los adolescentes que cuestionan la adecuación de sus padres como modelos de conducta, pero que no están suficientemente seguros de sí mismos para estar solos, buscan a los pares para mostrarles qué está "bien" y qué está "mal". El grupo de pares es una fuente de afecto, simpatía, comprensión y orientación moral; también es un lugar para experimentar, así como un escenario para alcanzar autonomía e independencia de los padres. Es un lugar para formar relaciones íntimas que sirven como "ensayos" de la intimidad adulta.

La influencia de los pares es más fuerte en la adolescencia temprana; por lo general alcanza su máximo entre los 12 y 13 años y declina durante la adolescencia media y tardía, conforme las relaciones con los padres se renegocian. El apego a los pares en la adolescencia temprana no vaticina problemas a menos que el apego sea tan fuerte que el jovén esté dispuesto a dejar de obedecer las reglas de la casa, hacer las tareas escolares y desarrollar sus propios talentos para ganar la aprobación de los pares y la popularidad.

2 comentarios:

  1. Esta muy completa tu información, ojala que nos sirva tanto a ti como a todos los compañeros!!

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  2. Pues ni modo... ya pasamos por esto y a la brava! hubiera sido bueno tener algo de esta info en el momento adecuado... buena publicación

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